Nancy Sabas es la Coordinadora de PME para la Fundación Mencoldes.

El 26 de septiembre de 2016, me encontraba en la icónica Plaza Bolívar de Bogotá acompañando a otras miles de personas, expectantes por ver la firma de los acuerdos de paz tras la brutal guerra civil que Colombia vió surgir desde hace más de 50 años y que al día de hoy salda con más de 8, 000,000 de víctimas. El evento, siendo transmitido en pantalla grande en vivo desde Cartagena, era recibido con gran conmoción tras escuchar al presidente de la República Juan Manuel Santos y el líder de la guerilla FARC-EP, Rodrigo Londoño (alias ¨Timochenko¨) pronunciar su compromiso y voluntad por la paz. La emoción que presencié ese día expresada en lágrimas, baile, pancartas, el sonido de la batucada y  música,, se vió desafiada semanas después con los controversiales resultados negativos del plebiscito donde más del 50% de los votantes Colombiana votó “NO” a los procesos de paz llevados a cabo hasta entonces.

La atmosfera de incertidumbre, confusión y desilusión tras los resultados, no cambió significativamente después de la refrendación de los acuerdos en el Congreso Nacional, donde finalmente se aprobaron los acuerdos de paz.

El equipo de Mencoldes in la plaza. Fundación Mencoldes.

Yo, tras unos días después de mi llegada a  Bogotá y sin conocer más de la ciudad que un barrio histórico de clase media donde en la mayoría de las casas colgaban carteles que anunciaban “Yo voto por el SI¨, mi pregunta inevitable era: ¿Donde está el más del 50% de las personas que votaron por el NO?”

No me tomó mucho tiempo encontrarlos. Desde que entré a acompañar el trabajo de la Fundación Menonita Colombiana para el Desarrollo MENCOLDES, socio del CCM , tengo el privilegio de conectarme con las diferentes familias en situación de desplazamiento forzado que se asientan en las periferias de las ciudades, y las cuales participan en algunos de los proyectos de acompañamiento psicosocial, ayuda humanitaria, incidencia política y emprendimiento iniciativas campesinas urbanas que MENCOLDES desarrolla.

Anna Vogt.

Sin la intención de embarcarme en la categorización de las situaciones de clase/privilegio con las diferentes posiciones políticas, ni universalizar las experiencias de las familias participantes, humildemente reconozco que el camino hacia la paz y la reconciliación nacida desde personas quienes han experimentado un hecho victimizante es increíblemente complejo y particular para cada caso. Los testimonios que escucho de primera mano desde aquellos que han experimentado las afectaciones del conflicto armado me ayudan a comprender (ó deliberadamente incomprender) más a fondo esas realidades. Alejandra[1] en uno de los grupos focales iniciales del acompañamiento psicosocial, compartía su posición en cuanto al perdón y la reconciliación:

Yo por lo menos yo…yo no… No… No gusto de ellos (El grupo armado). A mi papa lo mataron hace 12 años. (…) Si mi papa estuviera vivo la vida de nosotros no fuera así… quizás a mi mama no le hubiera tocado sufrir. ¡Como a mi mama le ha tocado sufrir! mi mama recicla (tras el desplazamiento forzado), mi mama recogió comida en la basura…a mi mama ¿que no le toco hacer? si mi papa estuviera vivo, a mi mama no le hubiera tocado nada de eso. Mis hermanas se fueron de la casa a temprana edad por saber que…las dificultades que vivía uno. Duele mucho, mucho.

Otro participante compartía su opinión, en cuanto a las reparaciones que contempla el acuerdo de paz:¨Nosotros como desplazados estamos resentidos, porque ahorita los guerrilleros van a recibir un sueldo que a nosotros nunca nos han dado, siendo las victimas¨.

El director de MENCOLDES, Ricardo Pinzón reflexionaba ante ese escenario: ¨En el proceso de post-acuerdo existe una urgencia por trabajar la desilusión y descontento que provocaron el plebiscito y más tarde la refrendación de los acuerdos, donde muchas de las personas que experimentaron un hecho victimizante sintieron que la reconciliación se hizo en nombre de ellos,  de forma simbólica y mediática, sin su participación directa en los procesos.¨

En condiciones forjadas entre tanta injusticia y violencia, ¿Realmente existe un camino hacia la paz y la reconciliación?

Inevitablemente, esa pregunta me lleva a pensar en la bendición Franciscana y su última frase que sentencia: ¨Y que Dios te bendiga con suficiente locura para creer que tú puedes hacer una diferencia en este mundo, para que seas capaz de hacer lo que otros proclaman que es imposible.¨ El trabajo de MENCOLDES en pos de un proceso de reconciliación entre víctimas y victimarios, seguramente es una de esas locuras.

El Teólogo Pablo Moreno, en su ensayo ¨Pasos hacia la reconciliación: Nueva Etapa del conflicto y el papel de las Iglesias¨ nos regala en perspectiva, el significado de la reconciliación tras el conflicto armado:

(…) La reconciliación no ocurre dentro de una visión romántica de la paz, sino que sucede de manera realista y sincera. La reconciliación no es un atajo para pasar del odio al amor, sino un tránsito lento de lo insoportable a la tolerancia, de lo opuesto a lo común, de la desesperación a la esperanza y del sufrimiento al disfrute, en últimas, es un paso lento y largo del odio al amor.

Bajo esa comprensión de reconciliación, admiro  profundamente esa valiente locura e insistencia por construir paz en la que MENCOLDES se ha embarcado y que le han dejado ver los milagros de perdón y reconciliación en las familias que acompaña. Ese perdón, el cual es entendido no desde una posición instrumentalizada políticamente hacia el olvido y la no reparación, sino desde el reconocimiento del mismo como una acción sanadora y transformadora que permite experimentar la paz en lo ordinario y cotidiano de las vidas de las familias que han vivido un hecho traumático y victimizante.

Yo sé que no los odio, son seres humanos, se equivocaron por x o y motivo, y yo me siento así. Por falta de dinero es que se van a la guerrilla…Sentarnos a llorar ya no sacamos nada. No vamos a reponer a nadie. La paz está dentro de uno mismo, por eso se tiene que perdonar. La Paz es básicamente que todos tengamos salud, vivienda…

Juan, tras tomar la valiente decisión de perdonar, compartía en uno de los talleres psicosociales.

Fundación Mencoldes.

Entre tanta complejidad,  no estoy tan segura de atreverme a hablar del conflicto como un tema superado tras la firma de los acuerdos de paz. Por otro lado, me dejo llenar de mucha esperanza al encontrarme con organizaciones, líderes comunitarios y diferentes personas comprometidas por continuar apuntando a la paz y reconciliación en condiciones justas en esta etapa del post-acuerdo en Colombia, y que continúan requiriendo de un cercano acompañamiento y lazos en solidaridad que trasciendan fronteras.

El conflicto en Colombia es lejos de ser un capitulo aislado, representa un episodio forjado en medio de políticas globales. Concluyo con el verso en Jeremías 29-7, que me gusta leer como una invitación a ejercer la responsabilidad global, y a entender que la paz es una fuerza que se entreteje y compete en todo el mundo:

 Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

[1] Los nombres de los participantes ha sido cambiados.

Artículos relacionados