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Jhonatan Vargas y su mamá Maria. Foto: Christian Peacemaker Teams Colomba

Jae-Young Lee es actualmente el Director Ejecutivo del Instituto para la Construcción de Paz de la Región del Noreste Asiático (NARPI) y director del Instituto Coreano de Construcción de Paz (KOPI). También es un líder en la Iglesia Menonita de Paz y Gracia. Anna Vogt trabaja en Bogotá Colombia, para Juztapaz, el asociado del CCM. Es originaria de Dawson, Yukon en Canadá. Ruth L. Hiller es co-fundadora del Nuevo Perfil (New Profile), un movimiento para la desmilitarización de la sociedad israelí que fue establecido en el 1998 para apoyar y aconsejar a cualquiera que esté considerando no cumplir con el servicio militar. El articulo fue publicado originalmente  en Intersections: Revista Trimestral de Teoría y Práctica del CCM: Objeción de Conciencia

El derecho a reclamar el estatus de objetor de conciencia a la guerra varía grandemente dentro de los diferentes contextos de país. Los perfiles de la República de Corea, Colombia e Israel ilustran los riesgos y desafíos reales y actuales que enfrenta la juventud, recordándonos que decir no a la guerra, es todavía una elección costosa.

República de Corea (por Jae-Young Lee)

En la República de Corea (comúnmente conocida como Corea del Sur), el servicio militar es  obligatorio para todos los hombres jóvenes. No existen disposiciones legales para la objeción de conciencia. Según la Organización para las Naciones Unidas, a nivel mundial, de 723 OC en prisión 669 (o el 92.5 por ciento), se encuentran encarcelados en Corea del Sur.

Sang-Min Lee, un miembro de la Iglesia Menonita Paz y Gracia en Seúl, es el primer Menonita surcoreano que ha rechazado el servicio militar por su compromiso con Cristo. Él llegó a esta decisión luego de un periodo de siete años de estudio, reflexión y apoyo de las personas que le rodeaban. Inicialmente él estuvo involucrado activamente en una ONG no-cristiana llamada Un Mundo Sin Guerra. Una de las razones por la cuales él llegó a la iglesia Menonita fue porque se enteró que la iglesia apoyaría su decisión de convertirse en un objetor de conciencia. El 30 de abril Sang- Min fue sentenciado a 18 meses de prisión y todavía continúa encarcelado. Luego de cumplir 15 o 16 meses de prisión, podría ser liberado. No obstante, tendrá un record criminal luego de ser liberado.

Ser un Cristiano pacifista en Corea del Sur, resulta ser una cosa muy difícil, pues en la oposición al servicio militar obligatorio en Corea del Sur es vista como una traición a su propio país y una muestra de simpatía hacia la República Democrática de Corea (la RDC o Corea del Norte). Los objetores de conciencia experimentan aislamiento y ostracismo.

Pero dentro de las familias, también puede causar división. El mayor dilema para Sang-Min en identificarse como objetor de conciencia para la paz ha sido convertirse, en los ojos de su familia, en un “entorpecedor de la paz”. El padre de Sang-Min, quien no está de acuerdo con la forma de pensar de su hijo, es piloto y ex-mayor de la fuerza aérea del país. El cree que la tensión política seria entre Norte y Sur Corea hace la objeción de conciencia inapropiada.

Sin embargo, en los pasados meses Sang-Ming ha recibido la visita de su padre en varias ocasiones y ha demostrado una escucha paciente y respeto por las creencias de su hijo. Miembros de la Iglesia de Paz y Gracia se han reunido con los padres de Sang-Min para hablarles sobre “¿qué significa ser Menonita?”, y explicares que algunos cristianos que tratan de seguir la enseñanza de paz y justicia de Jesús lo harán aunque les cueste la cárcel. El padre poco a poco ha aceptado la decisión de Sang-Min.

Existe la esperanza de que este “incidente inesperado” llamado objeción de conciencia, pueda revelar el plan de paz y reconciliación que Dios tiene para Sang- Min y su familia, aun cuando quede mucho por recorrer.

Actualmente, la Iglesia de Paz y Gracia no tiene miembros en edad militar, en consecuencia la objeción de conciencia no es un tema prioritario. Sin embargo, el viaje personal de Sang-Min ha motivado a miembros de la iglesia a pensar en lo que realmente significa ser cristianos pacifistas en Corea. En definitiva, la historia de Sang-Min ha retado a todos los miembros de la iglesia a cuestionar y moldear su identidad de fe como Menonitas Coreanos.

Colombia (Anna Vogt)

Jonathan David Vargas no sabía que lo que estaba haciendo era llamado objeción de conciencia, hasta tres meses después de haber ingresado al batallón del ejército. Sin embargo Jonathan, un miembro de la iglesia Cuadrangular, estaba seguro de que no quería aprender a matar ni pertenecer a un grupo armado.

Su caso ejemplifica los retos que Juztapaz, una agencia Menonita Colombiana, enfrenta trabajando con los OC, en Colombia, donde no existe una manera práctica de tener acceso al derecho a la objeción de conciencia.

Justapaz jugó un papel fundamental, a través de las campañas de incidencia por la inclusión de este derecho en la Constitución Colombiana de 1991. En los cerca de 25 años subsiguientes, Justapaz ha demandado que el derecho a la Objeción de Conciencia sea reglamentado.

Cada hombre de dieciocho años, debe cumplir un año en el ejército al menos que reciba un aplazamiento. La mayoría de la juventud, no sabe que es posible decir no, lo que significa que la educación y la incidencia política son ambas partes importantes del trabajo de Justapaz. Como no existen organismos reguladores, ni leyes ni normas, cada caso se convierte en una navegación única a través del complejo sistema legal colombiano.

Jonathan creyó que por ser estudiante podría obtener un aplazamiento. Sin embargo, el ejército le dijo, que su seminario de estudios religiosos no era elegible y que su no- incorporación al ejército era ilegal. Mientras estuvo allí, se negó a disparar un arma y a jurar lealtad a la bandera, un aspecto ceremonial muy importante durante el entrenamiento básico. Cuando Justapaz supo de la situación, trabajaron para sumar apoyo internacional a una campaña de envío de cartas, como forma de presión a las autoridades nacionales y utilizaron sus redes nacionales para trabajar en las estrategias legales, incluyendo recurrir a la Corte Constitucional.

Luego de un pase rutinario para visitar a su familia, Jonathan se negó a regresar al ejército con la esperanza de que se le declarara OC, y que con la ayuda de Justapaz, su familia pudiera comenzar el complejo proceso legal. Sin embargo, la milicia lo declaró Ausente Sin Permiso y el 4 de Septiembre del 2014 durante una detención arbitraria para verificar documentación, Jonathan fue arrestado. El aparato de incidencia de Justapaz, volvió a entrar en acción.

El trabajo de Justapaz no se reduce solamente a la incidencia, sino que afronta todos los retos asociados con la vida en uno de los países más militarizados de Latinoamérica. La objeción y el acompañamiento es riesgoso pues implica acciones que exponen y amenazan el control militar: tanto los OC como personas y Justapaz, frecuentemente han tenido que lidiar con amenazas y la posibilidad muy concreta de represalias.

El análisis de contexto y de estrategias de auto-protección es parte fundamental del trabajo de Justapaz. Cualquier cosa puede pasar: mientras escribíamos este artículo, Jonathan fue arrestado y la Corte Constitucional resolvió en su favor, asegurando su liberación. Ahora se le reconoce oficialmente como un objetor por conciencia de la guerra y el servicio militar. Cada nuevo incidente requiere de nuevas estrategias. No obstante, el objetivo final sigue siendo el mismo: que el derecho de cada hombre joven a la objeción sea respetado, que se implemente legislación apropiada y que el servicio militar sea abolido.

Israel (Ruth Hiller)

El rechazo al servicio militar en Israel es un tema complejo. Muchos asumen que a todos los Israelitas se les requiere servir en el ejército, y muchos lo hacen. Sin embargo, un número creciente de ciudadanos Israelíes escoge no enlistarse.

Es muy importante apuntar que el servicio militar es requerido no sólo para los judíos sino para los hombres Palestino Árabes Drusos seculares. No se les requiere a los musulmanes o a los cristianos, quienes componen el 20% de la población. Aunque el gobierno intenta mantener el mito de que las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) son un ejército compuesto de todos los sectores del pueblo, realiza esfuerzos enormes para que los judíos ultra- Ortodoxos o los haredim, un sector exento del servicio militar desde el establecimiento del estado Israelí no sean reclutados. El haredim sostiene que su contribución a la sociedad se realiza a través del estudio de la Torá, lo cual consideran que es mejor que el servicio militar. El servicio militar obligatorio es considerado por ellos como una forma de persecución religiosa.

Existen también esfuerzos para reclutar a ciudadanos de Israelís de origen Palestino. Desde la ocupación Israelí en Palestina, la participación en el ejército Israelí es considerada por muchos palestinos como una forma de traición. No obstante, algunos musulmanes y cristianos palestinos (incluyendo beduinos) con ciudadanía israelí se han enlistado como voluntarios en el ejército. Pero todavía está por demostrarse si la participación en la milicia puede abrirles puertas a otras carreras y oportunidades tales como la integración plena a la sociedad israelí. Las comunidades Drusos, donde los residentes pueden ser reclutados, sufren de sobrepoblación, pobre infraestructura y las demoliciones de casas. En el presente, muchas comunidades beduinas en el Negev han sido sujetas a su destrucción repetida y las casas de ex soldados beduinos tampoco se han salvado.

Aunque en el presente, la objeción de conciencia en Israel es un fenómeno marginal, existen algunos signos de su crecimiento. Por ejemplo, algunos OC judíos, entre los 16-20 años y que se llaman a sí mismos Shministim (bachilleres de secundaria) han declarado su rechazo al servicio en un ejército de ocupación. En el 2014, un grupo de 140 Shministim firmaron una carta pública que fue enviada al Primer Ministro Israel Benjamín Netanyahu, en donde se establece de manera clara su intención de rechazar el servicio militar. Ellos escribieron:

Nosotros, los abajo firmantes, tenemos la intención de rehusarnos a servir en el ejército y la razón principal para este rechazo es nuestra oposición a la ocupación militar de los territorios palestinos… El problema con el ejército no empieza ni termina con los daños ocasionados a la sociedad palestina. Infiltra la vida cotidiana Israelí también: moldea nuestro sistema educativo, las oportunidades de empleo dentro de la fuerza laboral, mientras fomenta el racismo, violencia y discriminación basada en etnia, ciudadanía y género. Nos rehusamos a ayudar al sistema militar a promover y perpetuar la dominación masculina…Nos rehusamos a abandonar nuestros principios como condición para la aceptación de nuestra sociedad. Hemos pensado profundamente sobre nuestro rechazo y nos mantenemos firmes en nuestra decisión.

Una declaración como esta significa que, una vez cumplan la edad de elegibilidad, estos adolescentes pueden ser posibles candidatos para un encarcelamiento inmediato que puede durar varios meses. Pero además a la posible amenaza de ir a la cárcel, estos jóvenes también son sujetos de continuo acoso por parte de sus maestros, compañeros, comunidades y milicia. Es posible que sus familias les expresen lo decepcionados que se sienten por las decisiones que han tomado, y algunos dejan sus hogares debido a las grandes tensiones creadas.

A través de actos de desobediencia civil y de su deseo de poner en práctica valores democráticos y de cambio en la sociedad, los Shministim son un creciente grupo de gente joven que se han opuesto valerosamente a la ocupación militar israelí a toda costa en Palestina y que creen en un futuro más pacífico para los israelíes y palestinos.