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Carrie Vereide y Daniel Christie hacen parte del programa Semilla y viven en Choco, Colombia. Traducción por Carrie Vereide.
El 24 de agosto marcó un día histórico para Colombia. Las negociaciones entre el gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) llegaron a la conclusión de concretar los acuerdos de paz. Esto es un paso crucial para poner fin a una guerra de 52 años, actualmente una de las más antiguas del mundo. Sin embargo, este no fue el único acuerdo al que el gobierno de Colombia llego ese día; el otro tuvo que ver con la gente de Chocó.
El departamento del Chocó está ubicado en la costa pacífica al occidente de Colombia. Aunque es grande geográficamente, solo tiene una población de alrededor de 500.000 personas, que en su gran mayoría son afro-colombianos o indígenas. Es una de las regiones más ricas de Colombia con respecto a sus recursos naturales tales como petróleo, oro y platino. Sin embargo, aproximadamente dos tercios de los Chocoanos viven bajo la línea de pobreza y las Naciones Unidas han clasificado que el 42% viven en “pobreza extrema”, lo cual hace que el Chocó sea considerado el Departamento más pobre de Colombia. Más de un tercio de los municipios de esta región no tienen acceso fiable o continuo a la electricidad; las malas y peligrosas condiciones de las vías han resultado en muchas muertes; y hay numerosos informes que evidencian, principalmente la muerte de niños, por causas evitables, por temas de agua contaminada y enfermedades fácilmente prevenibles o tratables. Además, muchos Chocoanos han sido víctimas directas e indirectas de décadas de violencia y guerra en Colombia.
En consecuencia, el 20 de julio de este año, el aniversario en Colombia de 206 años de independencia de España, no todos los Colombianos se encontraron celebrando. En su lugar, en Quibdó, la capital de Chocó, más de 40.000 personas salieron a protestar por el abandono del departamento por parte del gobierno y tomaron la decisión de alzar la bandera del Chocó en lugar de la bandera nacional. El Comité Cívico por la Salvación y la Dignidad del Chocó, que organizó este evento, preparó subsecuentemente a la región para un paro cívico y no-violento[i]. “Veo el paro como justo y necesario”, dijo Andrés * de Istmina, Chocó, cuando le preguntamos acerca de sus pensamientos sobre el asunto. “El paro cívico es necesario para la clase menos favorecida,” explicó, “porque Chocó ha estado olvidado por más de 500 años. El gobierno le maltrata y no le da lo suficiente.”
El paro comenzó el miércoles, el 17 de agosto con el cierre de todas las tiendas, empresas y escuelas, además de la suspensión del transporte. Este tipo de paro no era totalmente desconocido en la región, pues ya hubo cinco paros cívicos anteriores en su historia (1954, 1967, 1987, 2000 y 2009). “Como casi siempre aquí en el Chocó,” dijo Luisa* de Istmina, “toda cosa que se quiere lograr aquí tiene que ser por un paro. Siempre que se quiere pedir algo al gobierno nacional, tiene que haber un paro.” El gobierno nacional respondió al paro, entrando en negociaciones con el Comité Cívico sobre más de diez puntos de preocupación, los cuales incluyen salud, desarrollo económico, servicios públicos e infraestructura, la defensa territorial y la seguridad.El Comité Cívico manifestó claramente su negación de poner fin al paro hasta que se alcanzara un acuerdo relativo a todas los puntos de preocupación. El paro cívico duró ocho días y finalmente terminó el 24 de agosto con el anuncio de un acuerdo final de la negociación entre el gobierno y las Farc. Entre muchas otras cosas, los acuerdos incluyeron compromisos para mejorar las vías principales para salir y entrar al Chocó, una mayor financiación para la infraestructura de salud existente y la creación de nuevos hospitales y proporcionar electricidad a los lugares que están actualmente desconectados de la red eléctrica nacional. (Para los que estén interesados, el acuerdo completo se puede encontrar en español en la página del Comité Cívico en Facebook).
Aunque esto es un resultado positivo para el pueblo Chocoano, esto es algo que no se puede entender fuera de la historia de corrupción en el departamento, que incluso incluye a algunos de sus gobernadores. “Creo que el pueblo Chocoano desde mucho antes debió expresarle a el gobierno central el sentimiento de olvido y abandono que nos embarga constantemente,” Laura* afirmó, “pero también este paro debió ser hacia nuestros gobernantes locales por la corrupción y el mal manejo que la dan a los recursos que envía el gobierno nacional.” De manera similar, Luisa* expresó: “El paro de ahorita fue por lo mismo que los otros paros, por la educación, las vías, la salud. Digamos que el gobierno hace algo para responder al paro, pero el dinero que llega para los proyectos se va disminuyendo desde el gobierno nacional y también en las manos de los gobernantes locales. Es una lucha que no se va a acabar si no cambia la actitud de los gobernantes. Dicen que con este paro van a dar más seguimiento, pero muchas personas dicen que no creen en este paro porque el dinero se queda con los mismos gobernantes.”
Andrés* presentó una perspectiva parecida, comentando que el paro era necesario, “sólo que hay algo grave y es la administración de recursos. Se vuelve como un arma de dos filos. Se malgastan los recursos. Pero por eso tiene culpa el mismo gobierno nacional porque no investiga a los funcionarios, a los gobernadores. No se ven los frutos como deberían verse.” Como Laura expresó, “Pienso que este acuerdo tendrá un impacto positivo en el departamento si hay una veeduría seria y constante de parte del gobierno central para todos los procesos y obras acá en el Chocó, de lo contrario seguirá pasando lo mismo de siempre, el gobierno envía los recursos para las obras en el Chocó y estos no alcanzan o se desaparecen.”
Solamente sabremos con el tiempo si este paro civil y su acuerdo subsecuente resultarán en cambios significativos y beneficiosos para el pueblo de Chocó. En cualquier caso, creemos que es importante poner este asunto en el contexto más amplio del deseo de los Colombianos de la paz. Con demasiada frecuencia, la “paz” se utiliza solamente en un sentido estricto y negativo de “la ausencia de guerra o conflicto.” Sin embargo, la paz también se entiende positivamente con el significado del bienestar, la armonía, la salud, la seguridad, la prosperidad y la restauración justa. Con una comprensión integral de la paz que tiene en cuenta tanto la dinámica negativa como la positiva, se hace evidente que el acuerdo entre el gobierno de Colombia y el Comité Cívico, de hecho, tiene que ver con obtener la paz. Por lo tanto, ambos acuerdos finalizados el 24 de agosto por el gobierno de Colombia y pueden ser vistos como acuerdos de paz, y, si se da la posibilidad de tener paz – una paz verdadera – en Colombia, ambos acuerdos son de vital importancia.
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*Cambiamos los nombres para proteger la identidad de los participantes. Sinceramente y con mucha gratitud los agradecemos por compartir su tiempo y perspectivas.
[i] Se refieren a cesar las acciones o vida cotidiana en el desarrollo del departamento, de una forma no violenta y en sentido de protesta por un tiempo indefinido.