Brendah Ndagire es de Uganda. Actualmente ella se desempeña como parte del programa Semilla de CCM Colombia, que funciona en el Chocó. Este blog hace parte de nuestra serie en cuanto a la seguridad alimentaria y el cambio climático. Traducción al español por Gloria Pulido.
En febrero de 2017, el pastor Rutilio Rivas, director de la fundación de los Hermanos Menonitas, la Fundación Agropecuaria Tejiendo Esperanza (FAGROTES) en el Chocó, junto con otros socios apoyados por CCM y trabajadores de servicios de toda latinoamérica, participó en un encuentro de seguridad alimentaria y cambio climático en Haití, a fin de conocer el impacto de los proyectos de cambio climático y seguridad alimentaria en la región.
Comunidades en toda América Latina y el Caribe ya están sintiendo los efectos del cambio climático: desde sequías severas hasta inundaciones. Estos impactos tienen resultados directos sobre la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. El encuentro fue un rico momento para compartir y discutir en cuanto al trabajo realizado por los diferentes socios, con el objetivo de combatir algunos de los efectos de estos cambios. Los días de debate se alternaron con visitas de campo a proyectos dirigidos y apoyados por CCM Haití.
El tema del cambio climático y la inseguridad alimentaria es de gran pertinencia e interés para el departamento de Chocó, Colombia, donde el pastor Rutilio Rivas está guiando FAGROTES para implementar varios proyectos de seguridad alimentaria, tales como la producción de cacao y arroz, en los municipios rurales de la región de San Juan, tanto para el consumo doméstico como para la venta.
Con los años, el departamento de Chocó ha visto variaciones en el clima, daño ambiental y la correspondiente producción de alimentos y su reducción. Estos cambios han sido en su mayoría debido a la extensa deforestación en la región como resultado de la minería ilegal y de la minería legal de grandes empresas. Además, hay cultivos ilegales de coca, la planta fuente de cocaína, cultivada a expensas de la producción de alimentos, debido a la presencia de grupos armados ilegales en la región. Ambas prácticas han dado lugar a la contaminación de los recursos naturales del Chocó, incluyendo ríos, y la degradación del suelo debido al uso de mercurio en la minería del oro, y a la fumigación aérea con glifosato contra cultivos de cocaína por parte del gobierno de Colombia, patrocinado por los EE.UU., como parte de su guerra contra las drogas. Además, en octubre de 2016, Chocó sufrió inundaciones que afectaron a más de 20.000 personas en la región, incluidas las comunidades donde FAGROTES está trabajando.
Teniendo en cuenta este telón de fondo, el equipo FAGROTES anticipa que al trabajar con los agricultores para sembrar cacao y / o arroz, se restaurará no solo la paz, la producción de alimentos, o la preservación de los medios de vida de las personas, sino también se conservará el medio ambiente mediante la promoción de las buenas prácticas agrícolas.
En los últimos años, FAGROTES ha puesto en marcha proyectos de cacao y arroz como alternativas económicas para la estabilidad socioeconómica para más de 80 agricultores de las comunidades rurales de San Juan. Estos proyectos ofrecen alternativas económicas debido a que la mayoría de los agricultores con los que trabaja FAGROTES, previamente ha participado (voluntaria o involuntariamente) en el cultivo de la coca.
Hace poco hablé con el pastor Rutilio para conocer acerca de la importancia de su viaje a Haití. La siguiente es una entrevista con el Pastor Rutilio en cuanto a sus experiencias en Haití, editada para mayor claridad.
Pastor Rutilio (PR), describa su experiencia en Haití con CCM, especialmente en relación con el cambio climático.
PR: Fue una experiencia de aprendizaje escuchar los diversos puntos de vista de otras organizaciones y países en cuanto al cambio climático y la seguridad alimentaria. Esto me dio una excelente información acerca de los efectos negativos del cambio climático sobre los ciclos de producción de alimentos, y la calidad de vida. Estas realidades nos advierten que es necesario y urgente tomar nota de las buenas prácticas agrícolas, y el uso de los recursos naturales, de una manera que contribuya a la protección del medio ambiente. Aprendí que el contexto de Haití es muy interesante y desafiante al mismo tiempo. Los haitianos han vivido y siguen viviendo en condiciones muy difíciles. Además de un sistema democrático y un gobierno débil, muchas personas viven en condiciones de pobreza extrema. Recientemente Haití ha sido golpeado por los efectos del cambio climático, pero aún así, las personas son fuertes, tienen mucha fe y esperanza, y un gran deseo de cambiar la realidad.
¿Qué lecciones ha aprendido acerca de la seguridad alimentaria?
PR:Una de las lecciones más importantes tiene que ver con la capacidad de organización que los haitianos han construido, una estrategia que les ha permitido sobrevivir a tantos problemas. Las experiencias regionales de la producción de alimentos, de agricultores que utilizan prácticas para proteger el medio ambiente en toda América Latina y el Caribe, constituyen lecciones que contribuyen a los procesos de nuestro desarrollo local.
En el Chocó, tenemos una gran cantidad de recursos hídricos y recursos naturales que a veces no valoramos o empleamos bién. Esta experiencia en Haití me ha permitido valorar y buscar estrategias para utilizar mejor los recursos naturales que hoy disfrutamos con abundancia.
Aprendí que la necesidad urgente de protección del medio ambiente requiere de prácticas de agricultura sostenible que se preocupan por el medio ambiente. Los haitianos tienen como prioridad la producción de cultivos básicos que garantizan alimentos para las familias. Sus organizaciones se proyectan en esta área, y han organizado un sistema de comercialización de sus productos; algo que estamos tratando de poner en práctica aquí en el Chocó.
¿Dónde se ve la aplicabilidad de estas enseñanzas para Chocó y FAGROTES?
PR:En primer lugar, la pertinencia del trabajo de organización, que vimos en Haití, con las comunidades o productores que forman parte de nuestro proceso. En segundo lugar, la implementación de buenas prácticas agrícolas de producción que conserven el medio ambiente, como los diferentes sistemas agro-forestales, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria para las familias, y para evitar la deforestación de grandes áreas de uso agrícola.
A continuación, la necesidad de continuar la implementación y las iniciativas innovadoras que garanticen la seguridad alimentaria de la población, tales como la implementación de la producción, a pequeña escala, utilizando huevos, pescado, pollos, cerdos, así como las huertas caseras para producir legumbres y otros productos básicos diarios.
El cultivo de arroz de Haití, y sus modelos de plantación, me motivaron a seguir pensando en la manera de apoyar a los agricultores en la producción de arroz, como producto principal de la seguridad alimentaria para los chocoanos a corto plazo. A medida que trabajamos para diseñar un modelo de comercialización que garantice un precio justo para los productores, este plan de aprendizaje estará basado en mi visita.
La oportunidad de reunir a la gente de toda la región ofrece espacios para el pensamiento crítico y la reflexión, aprendiendo de otras personas en situaciones similares. Las buenas prácticas agrícolas, tales como la agricultura orgánica y la reforestación, pueden restaurar el medio ambiente, así como producir alimentos para sostener a los que tienen hambre en una comunidad.