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Anna Vogt es la Analista de Incidencia Politica y Contexto Regional
“Ante la presente situación hacemos un llamado: A todos los miembros de la Iglesia Evangélica Menonita Hondureña, a los hermanos Menonitas del mundo y a hermanos de Iglesias con las que compartimos la honra, sujeción y obediencia al nombre de Jesucristo, decretar un día de ayuno y oración por nuestra nación, solicitando que el Señor nos guie hacia una verdadera transformación social, liberando nuestro pueblo de la injusticia social, corrupción e impunidad.”
– La Iglesia Evangélica Menonita Hondureña
“Expresamos con humildad nuestro llamado, que se basa en las demandas radicales que el Reino de Dios exige, especialmente en este país que se considera cristiano: el amor que nos hace vernos como prójimos, la justicia que nos exige ser constructores de bienestar, y la paz que nos impulsa a vivir una vida de servicio (no de aprovechamiento egoísta, asalto al patrimonio de todos y cinismo para buscar justificaciones).”
– Casa Horeb, Iglesia Anabaptista Menonita de Guatemala, Septiembre 2015
En casi cada esquina de todos los pueblos de Centro América, se encuentra una iglesia. Desde cada lugar donde se encuentran, las iglesias juegan un papel importante en la sociedad, tanto formando comunidad dentro del barrio como por ejemplo ofreciendo espacios para los jóvenes que quieren salir de la violencia de las pandillas. Las congregaciones están conformadas por personas ordinarias, pero tienen una posición única dentro de la sociedad basado en el respeto que se otorga a la voz moral de las iglesias.
Como se vio durante la visita del Papa Francisco a los Estado Unidos en septiembre, las voces religiosas tienen un poder moral impresionante para influir a la sociedad y la política. Las iglesias tienen la posibilidad de hacer un llamamiento, no basado en posturas políticas, pero desde una postura de fe formulado a través de una interpretación de los textos bíblicos en coyuntura con realidades actuales.
En Honduras y Guatemala, han pasado unos meses turbulentos. En Guatemala, debido en parte a protestas populares contra los altos niveles de corrupción a nivel nacional, la gente hizo renunciar al presidente. Aunque el presidente de Honduras no ha renunciado todavía, una situación parecida esta en juego ahora, incluyendo un escándalo de corrupción y protestas ciudadanas.
En ambos países, las iglesias menonitas hacen una llamada hacia el cambio. En Guatemala, miembros de la iglesia participaron en las marchas y en los encuentros ecuménicos de oración que se llevaron a cabo antes de las protestas cada sábado en la plaza central.
En Honduras, la iglesia menonita tiene claro su compromiso con la paz y la justicia, pero los miembros de la iglesia todavía están buscando como transformar dicho compromiso en acciones directas. Mientras el hecho de ponerse en acuerdo sobre los temas macro que se enfrentan en el país sigue siendo un reto, las iglesias son muy comprometidas en vivir concretamente su llamado a ser constructoras de paz en sus comunidades de base. Por ejemplo, la iglesia Vida en Abundancia Evangélica Menonita permanece en una barrio controlado por pandillas y dividida por la violencia, brindando espacios seguros, haciendo campañas comunitarias de paz y dirigiendo talleres de paz en escuelas locales.
Sin embargo, en ambos países las iglesias han publicado declaraciones, basado en su fe anabaptista, proclamando su apoyo para el cambio y su compromiso de participar en la formación de una sociedad diferente.
La iglesia Hondureña llama: “A los poderes del estado: asumir con integridad, valor, honestidad la responsabilidad que nuestras leyes designan para el desempeño de sus cargos y dar respuestas que recuperen la credibilidad, confianza y dignidad del pueblo que les confió la vida.”
Estas declaraciones son poderosas porque las iglesias menonitas en ambos contextos no expresan públicamente su voz moral con mucha frecuencia. Esto en sí ilustra cuan grande son los cambios que están pasando en ambos países, especialmente en Guatemala. También muestra la importancia de incluir a las iglesias como actores con mucho para ofrecer en ambos contextos, tanto ahora como en el futuro.
Aunque no se ha recibido mención específica en los medios de comunicaciones, no hay nadie mejor ubicado para trabajar con la justicia social que las comunidades de fe, organizadas alrededor de principios de reconciliación y paz.
Como las iglesias mismas declaran:
“Como pueblo, pedimos perdón por nuestra apatía e indiferencia ante tantos años de rapiña y despojo de los fondos públicos. Como Iglesia también pedimos perdón, junto a otras iglesias, porque muchas veces no hemos alzado nuestra voz profética de denuncia ante las injusticias y de anuncio, con nuestro testimonio, de un Reino de fraternidad y solidaridad. Desde nuestra identidad de discípulos/as de Jesús, con humildad ofrecemos hoy nuestro aporte: Somos parte de este pueblo que quiere vivir en paz y ahora se ha levantado contra la corrupción y para exigir un cambio radical del País. Como discípulos de Jesús, somos herederos de un legado de Paz y Reconciliación. Lo hemos recibido de él y por eso lo podemos ofrecer a todos los pueblos.” -Guatemala
“Somos una iglesia históricamente pacifista y no violenta, fundamentada en los valores del Reino de Dios como son: El Amor, La Justicia, La Paz, el Perdón, La Reconciliación, creemos en la transformación de los conflictos a través del diálogo sincero y equitativo, promovemos el respeto a los derechos humanos, así mismo afirmamos que en el conflicto social-económico-político que mantiene nuestro país, quienes más sufren son los que están en desventaja social, los cuales representan la mayoría.” -Honduras