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Recientemente, una colega me contó que, en Francia, cuando pidieron a los alumnos de una escuela que dibujen un pollo, ellas-os dibujaron un pollo cocido que se encuentra en la mesa o en un restaurante. Las-os profesores fueron muy sorprendidas-os y decidieron que era importante conectar los alumnos con los animales directamente y ahora cuando dibujan un pollo, tiene plumas, alas, y dicen “pio, ¡pio!”

Antes yo pensaba en la sostenibilidad y pensaba que lo más importante era de enseñar a la gente usar menos recursos, reciclar más, etc. pero ahora con la experiencia en la Fundación Abril, pienso que la sostenibilidad tiene que ver más con enseñar a la gente conectar con ellas-os mismas, y con su contexto o el ambiente. Cuando la gente se conecta con su entorno, ellas-os entienden cuál es su lugar en el mundo y como sus acciones tienen un impacto en otras personas y las cosas en sus comunidades. La gente aprende, por ejemplo, que pollos no vienen de las tiendas, pero que son producidos en granjas donde alguien les cuida, les da comida y agua, etc.

Foto: Elisabeth Wilder

En mi trabajo con los huertos escolares con la Fundación Abril, la sostenibilidad es ayudar a las niñas-os entender y crear conexiones entre la tierra y sus cuerpos. A veces es tener conversaciones sobre la comida saludable o ayudar a los estudiantes estar presentes en el huerto y sentir el sol en sus espaldas o la tierra bajo sus uñas. Mi conexión favorita fue cuando una niña me preguntó, ¿“Cómo se llama esta planta? ¿Es la planta que se usa en la pizza?” Cada relación ayuda a entender que nuestras vidas están interrelacionadas mucho más que podemos comprender.

Las conexiones son claves para el trabajo de la Fundación y sin ellas, nuestros proyectos no son sostenibles. Si una comunidad no puede llegar a un acuerdo como quiere cuidar los huertos o las cisternas, es casi seguro que van a fracasar. Cuando la gente está desconectada de su comunidad o sus vecinos y solamente piensan en ellos-as mismas, entonces resulta en conflictos, desacuerdos, competencias para los recursos, etc. y no es sostenible. Si hay una división o desacuerdo en la comunidad entonces, hay una separación de los recursos, los servicios, y por supuesto, relaciones interpersonales. Es imposible, vivir separados-as.

Foto: Elisabeth Wilder

En nuestra oficina, no hablamos de los huertos que ayudamos sembrar o las cisternas que ayudamos a construir, hablamos de las herramientas que podemos usar para ayudar a las comunidades crear conexiones. Nuestros logros más importantes no son los huertos nuevos ni las cisternas, más bien nuestros logros más importantes son cuando las profesoras, las madres y los padres, y estudian-tes nos cuentan que han sembrado un huerto en su casa o nos piden semillas u otros materiales para compartir con sus familias y amigos-as. Cuando la gente está comprometida y conectada, entonces, sabemos que los huertos, las cisternas y las comunidades van a ser sostenibles.

La misma niña que sembró orégano para su pizza, también sembró menta para su abuelita. Con cada planta nueva, ella aprende como algo tan pequeño puede tener un impacto en su mundo. Puede ser que es con una pizza más sabrosa y una mejor relación con su abuelita. Si todas-os vivimos con esa comprensión—en conexión con nosotras-os mismos y nuestros entornos, yo creo que podríamos vivir todas-os en una manera más sostenible.


Elisabeth Wilder, originaria de Hesston, Kansas, trabaja con la Fundación Abril como parte del programa de Semilla de CCM. 

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