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Darrin Yoder es coordinador regional de desastres para Centroamérica y Haití con el CCM. Vive en Managua, Nicaragua. Su articulo es de Intersections, la revista de teoría y práctica trimestral del CCM.
Los grupos asociados del CCM y sus comunidades en América Latina y el Caribe cada vez más sienten los efectos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria. En febrero de 2017, el CCM reunió a representantes de once países de América Latina y el Caribe en un encuentro para compartir experiencias y conocimientos sobre los temas del cambio climático y seguridad alimentaria y aprender cómo el CCM puede apoyarles mejor en la adaptación al cambio climático. Si bien los desafíos que enfrentan son muchos, los grupos asociados del CCM y sus comunidades están respondiendo fortaleciendo los esfuerzos colectivos para la mitigación de desastres y aumento de la seguridad alimentaria, incluyendo el empleo de prácticas innovadoras de agricultura y manejo de recursos naturales y abogando para influir en las políticas que afectan a sus recursos naturales.
Aunque las personas participantes en esta consulta representaron a organizaciones de diversos contextos, surgieron temas comunes en sus conversaciones relacionadas con el cambio climático y su efecto sobre la seguridad alimentaria en sus comunidades. Los impactos del cambio climático observados por los grupos asociados incluyeron condiciones de sequía, patrones de precipitación impredecibles y temperaturas elevadas. Las fechas en que las lluvias han llegado normalmente, señalando el inicio del tiempo de siembra, se han vuelto poco fiables, mientras que las lluvias más tarde en la temporada se han vuelto esporádicas. La investigación científica confirma la evidencia anecdótica presentada por estas organizaciones de que el cambio climático está ocurriendo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático informa sobre los aumentos de temperatura en América Central y América del Sur, así como la disminución de las lluvias en Centroamérica. Se prevé que las regiones vulnerables experimentarán cambios continuos en la disponibilidad de agua debido a la disminución de las lluvias en general. Además, los fenómenos climáticos extremos inusuales han afectado gravemente a la región de América Latina, aumentando la vulnerabilidad de las comunidades ante el desastre. Mientras que los estudios sugieren que, gracias al cambio climático, en el futuro será posible cultivar maíz, yuca, arroz y sorgo en áreas donde, actualmente, tales cultivos no son posibles, casi la mitad de los municipios perderán alguna aptitud climática para sostener los cultivos actuales, especialmente café, frijoles y plátanos. El cambio climático ha tenido un impacto negativo significativo en la seguridad alimentaria en la región debido a sequías, patrones estacionales impredecibles y nuevas infestaciones de insectos que afectan la producción agrícola. Un número cada vez mayor de personas, especialmente jóvenes, están migrando a las ciudades u otros países porque ya no ven los medios de subsistencia rurales como opciones viables.
Los efectos del cambio climático en la seguridad alimentaria han dado lugar a desafíos comunes para las organizaciones de desarrollo de América Latina y el Caribe al implementar programas de seguridad alimentaria.
Los efectos del cambio climático en la seguridad alimentaria han dado lugar a desafíos comunes para las organizaciones de desarrollo de América Latina y el Caribe al implementar programas de seguridad alimentaria. En primer lugar, si bien los grupos asociados del CCM desean crear conciencia sobre el cambio climático para que las comunidades locales no contribuyan al problema, la falta de entendimiento científico dentro de las comunidades sobre las causas del cambio climático plantea desafíos. Algunas comunidades tienen explicaciones culturales o no científicas para el cambio climático, atribuyendo el cambio climático a que “la lluvia está siendo atada” debido a la falta de fe o al trabajo de espíritus o maldiciones. Estos supuestos erróneos sobre el cambio climático aumentan la dificultad de concienciar y cambiar las prácticas actuales en las comunidades, ya que los miembros de la comunidad no disciernen con facilidad lo que pueden cambiar y cuando necesitan centrarse en la adaptación.
En segundo lugar, los grupos asociados del CCM y sus comunidades luchan para saber cómo equilibrar las necesidades inmediatas de hambre derivadas de las pérdidas de cosechas con la implementación de estrategias de desarrollo a largo plazo y cuidado del medio ambiente. Varias organizaciones han prestado asistencia alimentaria a corto plazo para ayudar a sus comunidades a superar la brecha en las necesidades alimentarias durante los períodos de hambre. Sin embargo, esta estrategia plantea interrogantes sobre la visión a largo plazo, y los grupos asociados preguntan cuánto tiempo puede o debe llevarse a cabo la asistencia alimentaria y cómo la asistencia alimentaria estacional podría integrarse mejor en los esfuerzos de seguridad alimentaria a largo plazo.
En respuesta a estos desafíos, los grupos asociados del CCM implementan estrategias comunes para proteger y fortalecer la seguridad alimentaria ante el cambio climático.
En respuesta a estos desafíos, los grupos asociados del CCM implementan estrategias comunes para proteger y fortalecer la seguridad alimentaria ante el cambio climático. Estas organizaciones enfatizan la importancia de desarrollar estructuras que conecten entre sí a pequeños agricultores y sus comunidades. Al trabajar en conjunto de manera organizada, las personas agricultoras pueden ser más eficaces para adaptarse al cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria aumentando las oportunidades de comercialización, así como sus esfuerzos colectivos para buscar el apoyo del gobierno local y nacional. Los grupos asociados también destacan la agroforestería como una estrategia que, a través de la siembra de árboles frutales, proporciona alimentos e ingresos, al tiempo que mitiga el riesgo de deslizamientos de tierra mediante la reforestación de áreas degradadas y propensas a deslizamientos. Los grupos asociados del CCM buscan una mayor capacitación en diversificación de cultivos y técnicas agrícolas mejoradas, uso de cultivos resistentes a la sequía o variedades de semillas, mejoramiento de las cadenas de valor a través del procesamiento o transformación de productos agrícolas y estrategias de conservación de agua y suelo. Una mejor capacitación y aprendizaje permitirá a las personas agricultoras fortalecer su potencial para la producción de alimentos y adaptarse a los impactos del cambio climático. Por último, estos grupos asociados reconocen la importancia de abogar a los diferentes niveles de gobierno para que influyan en las políticas y prácticas que serán clave para la protección de los recursos de agua y suelo locales y, por lo tanto, para la adaptación al cambio climático.
Uno de los grupos asociados del CCM en Bolivia, OBADES (Organización Bautista de Desarrollo Social), está utilizando algunas de estas estrategias para mejorar la producción agrícola en la región montañosa de Cocapata con el fin de aumentar los ingresos y la seguridad alimentaria de las familias afectadas por la sequía. OBADES apoya a las comunidades en la construcción de zanjas de infiltración de agua con el fin de recoger el agua de escorrentía de pendientes empinadas. A su vez, esta agua se utiliza para regar la papa y otros cultivos de hortalizas, así como para alimentar los acuíferos en las zonas bajas. El personal imparte capacitación a las personas agricultoras sobre la producción de cultivos orgánicos, ordenación de los recursos naturales, conservación del suelo y uso eficiente del agua de escorrentía. El proyecto también promueve la producción de maca (una raíz rica en valor nutricional) como cultivo comercial y fortalece las asociaciones de productores comunitarios para proporcionar mayores oportunidades de procesar y vender productos de maca. Estas estrategias proporcionan ingresos adicionales a las familias campesinas y les ayudan a hacer frente a la sequía, reduciendo así la pobreza, disminuyendo las tasas de migración y mejorando la seguridad alimentaria en la comunidad.
En Haití, los esfuerzos agroforestales han ayudado a mitigar los desastres. El CCM trabaja actualmente con 22 comunidades vulnerables en el valle de Artibonite para mejorar la seguridad alimentaria trabajando con pequeños agricultores locales y comités de viveros para cultivar y distribuir semillas de árboles frutales y no frutales, establecer huertos familiares agroforestales y reforestar áreas montañosas degradadas. Como parte de su programa de agroforestería, el CCM ha creado clubes infantiles para proporcionar jardines experimentales y prácticos para que la niñez participe en el aprendizaje sobre seguridad alimentaria, nutrición y protección del medio ambiente. Las niñas y niños, a su vez, influencian a sus madres y padres, quienes toman las decisiones en torno a la comida. Además, las personas agricultoras mejoran sus tierras de cultivo utilizando métodos de cultivo intercalado y plantando una diversidad de cultivos para aumentar y diversificar la producción. La producción agrícola se respalda a través de bancos de granos que permiten a las personas agricultoras almacenar semillas para la próxima temporada y que pueden servir como almacenamiento de alimentos en caso de sequías futuras. El trabajo de reforestación a largo plazo que el CCM ha apoyado durante los últimos 30 años en Haití probablemente mitigó los impactos del huracán Matthew en 2016. Después del huracán, el personal del CCM señaló que las comunidades con trabajos de reforestación significativos tuvieron menos huertos y casas destruidas, junto con menos derrumbes. La cubierta adicional de árboles de los esfuerzos de reforestación probablemente lentificó los vientos a nivel del suelo y aseguró la tierra para evitar deslizamientos. Las áreas más bajas que tenían reforestado la tierra a su alrededor también experimentaron menos inundaciones, probablemente como resultado de los árboles adicionales en las pendientes que ayudan al agua a absorberse más rápidamente en el suelo, lo que conduce a menos escorrentía hacia las zonas bajas.
Los grupos asociados le solicitan al CCM que les acompañe mientras enfrentan desafíos y desarrollan estrategias para responder al cambio climático. Durante el encuentro en Haití este invierno pasado, los grupos asociados enfatizaron la necesidad de que el CCM apoye la colaboración y fortalezca alianzas, redes y conexiones entre los asociados locales, comunidades y países para ayudar a estimular a la gente en su trabajo y promover el intercambio de conocimiento. Los asociados pidieron al CCM que se concentrara más en el trabajo de prevención y mitigación de desastres y produjera materiales educativos relacionados con las causas del cambio climático y estrategias clave para la seguridad alimentaria. Alentaron al CCM a utilizar su posición como organización internacional para apoyar los esfuerzos locales, regionales, nacionales e internacionales de incidencia con y en nombre de sus grupos asociados. Si bien el cambio climático y su impacto en la seguridad alimentaria presenta una multitud de desafíos para los grupos asociados de América Latina y el Caribe, sus esfuerzos diarios en las comunidades afectadas por el clima animan y desafían al CCM a apoyarles en la realización de este trabajo.
Mas recursos:
Carballo Escobar, C., Montiel Fernandez, W., and Ponce Lanza, R. Impactos y Alternativas de los Granos Básicos en Nicaragua ante el Cambio Climático. 2014.
Intergovernmental Panel on Climate Change. Climate Change 2014: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Part B: Regional Aspects. Contribution of Working Group II to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. 2014.
Schmidt A., Eitzinger, A., Sonder, K., and Sain, G. Tortillas on the Roaster (ToR) Central American Maize‐Bean Systems and the Changing Climate: Full Technical Report. 2012. World Bank; CIAT.
ClimateSmart Agriculture in Nicaragua. CSA Country Profiles for Africa, Asia, and Latin America and the Caribbean Series. Washington D.C.: The World Bank Group, 2015.