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-Articulo originalmente publicado en http://www.sakumag.com/allsaku/2015/10/16/uno-de-viajero-guatemala el 17 de Octubre del 2015.
Cortes Guatemaltecos. Foto por: Matthew Kok |
Uno de viajero, me dice, pregunta muchas cosas.
Uno debería gozar en ese marasmo del placer,
y no ponerse a preguntar por el dolor y los milagros.
Pero uno no puede, me dice mi amigo Raúl,
porque a lo lejos se oyen las sirenas de los barcos.
De los que vienen.
De los que van.
Y uno debe saber, que debajo de la piel luminosa
de la reconstruida Hamburgo, pululan estas cosas St. Pauli,
esta miseria St. Pauli,
este dolor St. Pauli,
este compromiso St. Pauli,
tan humano y tan duro, que le impreca a uno,
sonriendo: mirad este milagro extranjero.
Id y contadlo al mundo,
para que sepa, para que todos sepan
la enorme cantidad de dolor
que se paga por las bonitas palabras
y por vuestra crédula ignorancia.
me urge mi amigo Raúl,
no te olvides de St. Pauli,
te lo pido, no te olvides de St. Pauli.
Un grupo de aprendizaje viajando hacia la comunidad de Toniná, en San Marcos Guatemala. Foto por: Matthew Kok |
Cada viaje o intercambio tiene como uno de sus objetivos explorar una realidad contextual en el país, concientizar y ayudar a los participantes a pensar en formas de tomar acción en algún tema específico ya sea a través de la divulgación de información ó la incidencia política ante su congreso para afectar la estructura que mantiene las relaciones injustas entre sus países de origen y Guatemala/El Salvador. Hace unas semanas, organizamos una gira enfocada en el tema de la Industria Minera y los Monocultivos en Guatemala.
Uno de viajero, me dice, pregunta muchas cosas. Uno deberìa gozar en ese marasmo del placer, y no ponerse a preguntar por el dolor y los milagros. Pero uno no puede, me dice mi amigo Raúl, porque a lo lejos se oyen las sirenas de los barcos. De los que vienen.
De los que van.
Nos entrevistamos con Crisanta Perez, una mujer Maya Mam activista anti-minería en su comunidad ancestral, San Miguel Ixtahuacán. Con lágrimas de indignación tras ser criminalizada y acosada por su trabajo en defensa de la Madre Tierra- Esa Tierra ahora destrozada y explotada sin previa consulta comunitaria por la Compañía minera Canadiense Goldcorp[i]-, le preguntó a nuestro grupo de participantes Norteamericanos con su voz fuerte y quebrada por el llanto:
-¿Quién de aquí es Canadiense?
Yo traducí su pregunta al inglés, pero nadie respondió.
Crisanta siguió entre lágrimas: Yo hice una gira en Canadá para concientizar sobre cómo los fondos de pensión de los ciudadanos Canadienses son invertidos en las compañías mineras, quienes se llevan el oro de aquí, destruyen a nuestra Madre Tierra y dividen a nuestra comunidad… ¿Saben que ví allá en Canadá? Que la gente no anda a pie, ni halando sus cargas de leña en la espalda, ellos andan en carro. ¡Se llevan lo nuestro y se enriquecen, pero a nuestros Guatemaltecos que se van al Norte como migrantes los tratan mal!.
El grupo lloró en silencio y nadie le pudo responder.
Y uno debe saber, que debajo de la piel luminosa
de la reconstruida Hamburgo, pululan estas cosas St. Pauli,
esta miseria St. Pauli,
este dolor St. Pauli,
este compromiso St. Pauli, tan humano y tan duro,que le impreca a uno,
sonriendo: mirad este milagro extranjero.
Volcán en Santiago Atitlán. Foto: Matthew Kok |
En cada gira de aprendizaje, tras largas horas de viaje de comunidad en comunidad, se asoma un sol brillante, las montañas, los bosques, el lago Atitlán, los volcanes, el Altiplano, las cosechas de maíz y café, los coloridos mausoleos -y no sólo los mausoleos sino las casas en los pueblos también-, los fantásticos bordados en los huipiles de las mujeres indígenas piel color tierra. Guatemala nunca se queda en deuda y siempre le cumple su promesa primaveral a cada turista y a cada participante del programa que la visita.
Lo que uno no sabe – lo que yo no sabía- es que la belleza trae consigo su dolor. Y con su dolor trae también un compromiso que se impregna. Arde.
Id y contadlo al mundo,
para que sepa, para que todos sepan
la enorme cantidad de dolor
que se paga por las bonitas palabras
y por vuestra crédula ignorancia
Cuando vayas al Puerto de Hamburgo,
me urge mi amigo Raúl,
no te olvides de St. Pauli,
te lo pido, no te olvides de St. Pauli.
Hoy recibí dos correos de dos personas que participaron en esta última gira de aprendizaje. Uno me contaba sobre la presentación que tendrá la otra semana frente a 500 personas en su ciudad de origen, centrado en lo que presenció en Guatemala y con el fin de generar conciencia sobre los efectos e implicaciones de las operaciones mineras en San Miguel Ixtahuacán. La otra me contaba sobre como tuvo dos clases en una Universidad de Indiana, EEUU donde tocaron el tema de la industria extractiva en Guatemala.
Hace unas semanas recibí un correo de otra participante quien hizo una presentación en su Iglesia en Canadá. Los miembros de su iglesia acordaron firmar una carta dirigida al congreso donde expresan su desacuerdo y preocupaciones con las operaciones de la compañía Goldcorp en Guatemala, la cual también tiene presencia en Honduras, en el valle de Siria.
Sin duda es emocionante escuchar sobre las acciones concretas que están tomando los participantes. Tras leerles es casi irresistible sucumbir a la tentación de querer medir resultados y de querer sentir que encontramos la solución para el problema grande. Sin el ánimo de opacar el tremendo potencial que tiene la incidencia política hacia el cambio de una estructura opresiva, el desafío mayor siempre recaerá en internalizar y asumirnos como parte del problema, es decir, prestarnos a un cuestionamiento de nuestras acciones cotidianas que también ayudan a mantener estructuras desiguales.
Se requiere de la incomodidad para dejar de percibir la problemática político-social como otra vanidad ajena y académica.
¨Un cambio de corazón o de valores sin práctica es solamente otro lujo sin sentido de una vida pasivamente consumista. Los problemas van a cesar solamente si la gente, individualmente y en sus comunidades, reconoce que estas crisis son en realidad el resultado de un gran número de pequeñas crisis en sus vidas como individuos, como familia y como comunidad. El mayor poder está en cómo se vive.¨ reflexionaba mi novio.
Son numerosas las historias que me alcanzan desde el Norte y desde el Sur, y así es como me van llegando 3 años en Guatemala. Tres años creyendo en el milagro de unir a la gente y dejar que se unan las luchas. De cuestionar privilegios y de caminar hacia el desarrollo de relaciones más justas.
Ya van tres años de seguir abrazando la promesa de una eterna primavera.
Nancy Sabas nació en Tegucigalpa, Honduras. Estudió Administración Industrial y de negocios en su ciudad de origen. Ha trabajado como vendedora en una tienda de ropa y en un banco. Vivió en Indonesia 1 año como participante de intercambio y voluntaria en una organización de empoderamiento de mujeres en la isla de Papua. Actualmente vive en Ciudad de Guatemala trabajando como coordinadora de intercambios y tours de aprendizaje, a la vez que es estudiante de un diplomado en pensamiento político-feminista en la misma Ciudad.
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