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Jhon Henry Camargo (23 años) es de Valledupar, Colombia y su formacion es en teologia y contablidad. Jhon está trabajando con MCC-Colombia y es un participante en el tercer ciclo del programa Semilla. Específicamente Jhon está acompañando el trabajo del Equipo Cristiano por la Paz y el Centro Cristiano para Justicia, Paz y Accion Noviolenta en comunidades rural en la region de Magdalena Medio.
Nosotros
Los subdesarrollados
Los subalimentados con ciertas hojas
Y ciertas asperezas
Los subamados
Los subamantes
Los subverdes, los subversivos
Y subabulicos habitantes
De esta tierra caliente, ritual
Y tropical y metalífera
Y ríos de agua y ríos de semen
Para abrevar a ciertos turistas “inocentes”,
Que bailamos macumba
Y son y tangoson y bongoro
Y a veces
Nos suicidamos lentamente bailando,
Que amamos de una manera ciertamente baja
Con amantes y amados muertos
De crimen pasional, como se dice,
De hijos de indios, de hijos de españoles,
De hijos de negros, de hijos de italianos
De hijos nomas que somos todavía
Y no para siempre hijos que debemos ser.
Nosotros, los subverdes
Los perfectos amantes latinos,
Hermosos como látigos,
Pero no servimos para el “executive man”
Que nos planearon.
(Stella Calloni, Memorias de Trashumante, Págs. 13 -14)
Los sub-desarrollados, los sub-alimentados, los sub-amados, los sub-amantes, los sub-verdes, los sub-versivos, etc. En éstos dos meses de inducción he aprendido a como leer mejor la situación de nuestro país, he aprendido como las iglesias anabautistas trabajan en distintas partes del país, sembrando por ellas mismas una semilla de esperanza en contextos poco probables.
Contextos que se han nombrado como “sub”, pero ¿Por qué? Incidir, reflexionar y servir en un contexto poco factible, poco presumible y pretender que mediante un grupo de jóvenes de distintas partes del mundo, algo, tan siquiera un atisbo de la realidad pueda ser modificado, ¿será que nuestro compromiso con las iglesias anabaptistas transfigura, modifica o transforma la realidad de nuestro país?
Para mí la respuesta es alimentada por los principios de CCM, valores que interlocutan con los principios de las iglesias anabaptistas, concepciones que son resultado de su manera de entender y seguir a Jesús. A través de las comunidades de base buscamos visibilizar estructuras de muerte y opresión, que enmascaradas bajo el rostro del poder, oprimen y maltratan a las personas, quienes en su afán de sobrevivir entregan su vida a Dios para que Él obre mediante ella.
En estos dos meses pude comprender la importancia de no rendirnos, de no pretender que la vida es fácil y quedarnos quietos ante situaciones que violenten la dignidad de las personas. Formar relaciones es parte de nuestro trabajo, comprometernos con las comunidades y trabajar a través de ellas es lo más importante que podemos aportar en estos dos años de voluntariado.
El poema que utilizo, es un reconocimiento a las iglesias y comunidades de: Cazucá, Chocó, Cali, Medellín, Montes de María, Ibagué, Barranca y a los socios que se esfuerzan conjuntamente con estas comunidades en pro de construir el Reino de Dios y su justicia para los “pequeños”. También es una invitación a no rendirnos y reconocer que en palabras como:
Nosotros, los subverdes
Los perfectos amantes latinos,
Hermosos como látigos,
Pero no servimos para el “executive man”
Que nos planearon.
Están inmersas las luchas por la tierra, por la vida, por la dignidad; por ello, pido mediante este pequeño ensayo que nos comprometamos a deslegitimar todo poder que se ponga por encima de nuestros hermanos, y entender que a través de las iglesias anabautistas y CCM yo estoy aportando mi parte, al cambio de la sociedad; ¿Qué estás haciendo tú?