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Tobias Roberts, CCM Guatemala
Aproximadamente un mes después de que mi esposa y yo llegamos a la ciudad pequeña de Nebaj, Guatemala, recibimos nuestra bienvenida en la realidad de la gente de Maya-Ixil. La ciudad fue ocupada por mil soldados militares armadas con ametralladoras y pequeños tanques. Los militares eran llamados a dispersar con fuerza un bloque del camino que las comunidades locales habían mantenido durante meses como una protesta contra la construcción de una presa megahidroeléctrica en sus territorios ancestrales. La presa estaba siendo construida por la compañía italiana ENEL.
Desde ese momento, ENEL ha estado en la vanguardia de controversia y conflicto que ha sumergido la región de Ixil de Guatemala. Desde muchos puntos de vista, la situación con ENEL también sirve como una representación de cómo ciertos acontecimientos se despliegan en América Latina que dan la prioridad con los derechos de corporaciones sobre los derechos de individuos, comunidades y gobiernos nacionales.
ENEL es una de las empresas de energía más grandes en el mundo. Funciona en 40 países y genera 98 GWS de la energía. Según su sitio web, en 2011 ENEL registró ingresos superiores a 79.5 mil millones de dólares. Dos de las inversiones recientes del ENEL en América Latina illuminan la cuestión de la parcialidad legal hacia los derechos de corporaciones.
El Caso de Guatemala
En 2009, ENEL comenzó la construcción en la Presa Palo Viejo en la ciudad de Cotzal en la región Maya-Ixil de Guatemala. La presa esta construida en la tierra de una granja de café privada que fue robada de los Maya-Ixiles hace 100 años por un terrateniente europeo. Desde el principio de construcción de la presa, los ríos locales se han sido ecológicamente devastado y los miles de familias locales que viven río abajo de la presa han perdido la capacidad de pescar en los ríos que era su sustento principal.
La llegada de ENEL multinacional también creo mucho conflicto social como dividio las comunidades entre aquellos que apoyaron la compañía y a aquellos que estuvieron en contra. La comunidad reclama que su derecho como pueblo indígena sobre sus tierras ancestrales ha sido violado y esto resulto en la respuesta de la ocupación militar.
Toda esta tensión finalmente resultó en un diálogo entre ejecutivos ENEL y autoridades indígenas locales. El diálogo fue anunciado por muchos como una posibilidad única de crear un nuevo tipo de la relación entre corporaciones multinacionales y comunidades locales indígenas. Lamentablemente, el diálogo fue usado por ENEL como una estrategia de dividir comunidades y ganar tiempo para terminar la construcción del proyecto. Esta indiferencia ostensible hacia los derechos de pueblos indígenas llevó al fracaso del diálogo y el resultado de que las comunidades locales lograron nada de las negociaciones.
El Caso de El Salvador
En 2002, ENEL se asoció con el gobierno salvadoreño para invertir en una planta de energía geotérmica nacional, “La Geo,” que proporciona el 25% de las necesidades de energía del pais y rinde cerca de 80 millones de dólares en ingresos anuales para el gobierno. ENEL, reconociendo que “La Geo” es un negocio rentable, intentó invertir 127 millones de dólares en la empresa y así aumentar su participación hasta el 53% de las acciones; accion que ponria el sector de la energía nacional completamente en manos privadas. El gobierno del Salvador bloqueó esa inversión y ENEL llevó a una corte de arbitraje internacional que resolvió que ENEL tenia el “derecho” de invertir y así convertirse en el actor de la mayoría de la planta geotérmica previamente nacional.
Prevalescan Los Derechos Corporativos
En ambos casos de Guatemala y El Salvador, el derecho de ENEL a invertir como una corporación multinacional gana sobre los derechos de pueblos indígenas sobre sus tierras ancestrales y sobre un gobierno nacional de decidir sobre sus reservas de energía. Estos casos exponen una clara tendencia a favor de los derechos de las empresas a invertir sobre los derechos territoriales de las comunidades y los gobiernos nacionales. También estos hechos consolidan el poder de empresas como ENEL y les animan a aumentar y ampliar sus inversiones. ENEL divulgó recientemente sus planes de invertir más de 2 billones de Euros para el año 2016 en los mercados de energía renovable de América Latina.
¿Cuántas de esas inversiones resultan en que las poblaciones indígenas perden el acceso a sus tierras ancestrales o los gobiernos nacionales perden la soberanía sobre sus recursos naturales?