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Una de las cosas que más me persiguen en Casa del Migrante ‘Scalabrini’ – Guatemala (CdMSG) es el camino por venir que las personas viajando hacia el norte van a encontrar mientras salgan CdMSG, continúen su trayecto por México y lleguen a la frontera con los Estados Unidos. Los migrantes en tránsito ya se han embarcado en un camino peligroso, caminando por terrenos duros como la selva del Darién y enfrentando la hambre, sinhogarismo, xenofobia, discriminación, robo y tipos de violencia (física, psicológica y sexual) por la policía, maras y otros. También sabemos que el camino por México presenta más peligro: Guatemaltecos que han migrado por México nos cuentan testimonios que incluyen la falta de comida y agua, extorsión, secuestro y riesgo de forma permanente por las condiciones del viaje. Entonces, reconocemos que el camino por venir para las personas a quienes conocemos en CdMSG será difícil y precario.
Y entonces, ¿qué encontrarán cuando lleguen a la frontera con los EE.UU.? Actualmente, las políticas de asilo de los EE.UU. desprecian las vidas de las personas que llegan a la frontera de los EE.UU. en búsqueda de protección. Es común que las personas sean rechazadas, nula oportunidad de explicar su caso, obligadas a que esperen en condiciones precarias en México, captadas en una red compleja de papeleo y barreras de idiomas, riesgos y vulnerabilidades o deportadas. En medio de las conversaciones polémicas complicadas sobre las políticas de inmigración y asilo, la realidad es que individuos y familias están migrando por varias razones–incluso huyendo de peligro en sus países de orígen–y es urgente y necesario que sean escuchadas y reciban atención y apoyo con humanidad y solidaridad.
Les voy a compartir una historia que me contó una familia en tránsito (dos hijos pequeños y su mamá y papá) en CdMSG. Sus vidas fueron amenazadas en Colombia y recibieron 24 horas para escapar. Están viajando con las pocas posesiones que llevan en sus espaldas y el dinero que ganan en el camino; no tenían tiempo para prepararse por este viaje. Habiendo viajado por varios países en Centroamérica, no lo perciben viable quedarse aquí. A pesar de los riesgos, su destino es los Estados Unidos, donde esperan encontrar la seguridad y protección. Quedan una noche en CdMSG y la siguiente mañana, refrescados por el sueño de la noche, siguen su camino.
Mientras salen, me quedan algunas preguntas. ¿Cómo van a reaccionar los dos niños a este viaje peligroso que los espera? ¿Por qué están forzados a ir en este camino peligroso, por varios países, sólo en búsqueda de un lugar seguro donde vivir? Y, ¿cómo es que cuando lleguen, bajo las políticas actuales, probablemente recibirán una fuerte ‘No’? ¿Entonces qué harán?
Las personas me preguntan de manera frecuente si pienso que podrán ingresar a los EE.UU. cuando lleguen, y no sé qué responder. Les hablo y explico lo poquito que puedo, y los escucho. No les cuento que pienso que la respuesta es no, no es probable que vaya a ser admitido. Mi país le va a rechazar, culpar y ponerlo en peligro, porque así funciona el sistema.
El 27 de marzo de 2023, vimos el resultado de un sistema fallado de migración con la noticia de la tragedia en un centro de detención de Migración en Ciudad Juárez, México: un incendio que provocó la muerte de 40 migrantes, incluso 19 guatemaltecos, y muchas otras lesiones. Esta noticia es muy pesada en CdMSG, especialmente porque muchos trabajadores aquí tienen familia que migran o ellos mismos han migrado; porque se confirmó que una de las víctimas había estado en CdMSG en las semanas anteriores; y porque estábamos anticipando la llegada de nuestros vecinos guatemaltecos que iban a ser deportados desde ese centro de detención a Guatemala, pero nunca llegaron. Lamentamos la pérdida sin sentido de las vidas de nuestros vecinos; nos sentimos frustrados y enojados con las políticas y perspectivas que permiten tragedias como esta (y otras menos visibles) cada día, y anhelamos cambios sistemáticos que promoverán la vida en vez de abusarla y destruirla.
En CdMSG, servimos a las personas en movilidad lo mejor que podemos y les brindamos un lugar seguro de descanso y atención humanitaria con empatía, respeto y de calidad. Una joven que estaba experimentando un ataque de pánico pudo recibir atención psicológica. Una mamá joven esperando su primer bebé empezó a dar a luz mientras estaba en CdMSG, y pudo recibir el apoyo (y conexión con el hospital) que necesitaba. Personas deportadas reciben acompañamiento y apoyo psicosocial mientras establecen sus próximos pasos. Familias e individuos se sientan juntas, disfrutan una cena siempre caliente, se les entrega vestuario, kit de higiene, se duchan, se duermen, reciben información sobre las rutas del viaje y se renuevan las fuerzas para continuar con su plan de movilidad posterior al desayuno.
Yo estoy orgullosa y agradecida por el buen trabajo que se hace en CdMSG y la manera en que podemos experimentar y compartir el amor de Dios con los que aquí vienen y van. Los recursos que se utilizan en CdMSG con población migrante en movilidad son donados, y existe una sinergia y buena comunicación con la colaboración del equipo. El reino de Dios se está viviendo aquí en CdMSG.
Aun así, tenemos nuestros límites. No podemos cambiar las circunstancias que están por venir para los que migran a los EE.UU., tanto como no podemos frenar el flujo de deportaciones que diariamente estremecen a cientos de vidas. No es posible que una organización responda a todas las necesidades de las 10.234 personas que pasaron por CdMSG en los últimos seis meses (entre octubre de 2022 y marzo de 2023), y las muchas más personas que migran en otros lados del mundo. Una organización no puede ofrecer una solución para los varios factores que impulsan la migración, como los gobiernos opresivos e inestables, la violencia social, los impactos del cambio climático en los estilos de vida rurales y la falta de oportunidades o estabilidad. Como CdMSG, ¿hay más que podemos hacer? En algún momento, llegamos a nuestros límites, reconocemos qué está fuera de nuestro control y seguimos sirviendo con diligencia en los espacios que se tiene como CdMSG.
Responder con justicia a las realidades de la migración requiere la colaboración y trabajo en equipo a nivel nacional e internacional guiados por el Espíritu Santo. Hay muchas personas y organizaciones en muchos lugares diferentes haciendo pequeñas cosas que están construyendo para un mundo más justo y compasivo. Por escuchar las voces de las comunidades afectadas por la migración y apoyar la lucha que ellas mismas están promoviendo, juntos podemos participar en este trabajo. ¿Qué es un paso pequeño que puedes hacer tú–sólo una cosa que puedes hacer para responder donde estés al movimiento de migrantes, inmigrantes, refugiados y solicitantes de asilo? Espero que podamos continuar esta conversación y responder con acciones concretas.
En mi servicio de SALT con CdMSG, he recibido una nueva forma de ver, aprender y compartir con mis prójimos que están en caminos de migración. Estoy agradecida por las personas acá que, por conversaciones explícitas y por sólo compartir sus vidas conmigo, me enseñan cómo caminar con Cristo y llevar la esperanza en los contextos que estamos viviendo. Este es un camino bendecido, siempre interconectado, desafiante y adornado con señales de hermosura, esperanza y razones por qué seguir adelante en medio de la pesadumbre.
Katrina Shenk es una participante de SALT con CCM Guatemala/El Salvador sirviendo en Casa del Migrante ‘Scalabrini’ – Guatemala (CdMSG).