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Nancy Sabas Gonzalez trabaja con CCM-Colombia como Acompañante y Animadora del trabajo de GemPaz en las regiones.
Desde 2011, Luvis Diaz Chávez y Judith Navarro Martínez han demostrado su compromiso con las mujeres sampuesanas a través del trabajo que realizan como animadoras del Círculo Ecuménico de GemPaz, socio del Comité Central Menonita, en la Costa Caribeña, específicamente en el departamento de Sincelejo.
El Grupo Ecuménico de Mujeres Constructoras de Paz (GemPaz), es un colectivo de mujeres de fe (católicas y evangélicas), que inició en el 2007 con el propósito de reflexionar sobre el ecumenismo, desde una fundamentación bíblica-teológica-espiritual, que conduzca hacia la construcción de la paz, el diálogo y la reconciliación en Colombia.
Sampués, una de las regiones que GemPaz acompaña, es un municipio relativamente pequeño, conformado por una población de unas 37,000 personas, donde la mitad se identifican como indígenas Zenú. Esta comunidad se dedica en gran parte a la artesanía y al trabajo campesino. Desafortunadamente, también ha sido una región fuertemente azotada por los efectos del conflicto armado: el trauma, la violencia y desplazamiento forzado hacen parte de las historias compartidas en común por una gran parte de sus habitantes.
Gracias a los espacios de sanidad y empoderamiento generados por GemPaz, en la región usando el método de Lectura Contextual de la Biblia (LCB), muchas mujeres han logrado canalizar y transformar el dolor y trauma por las pérdidas de familiares a causa del conflicto armado, en nuevas y esperanzadoras apuestas de vida:
“En el caso de las mujeres de la organización indígena Zenú que hacen parte de GemPaz, el método de LCB nos ha servido para comprender las situaciones a nivel del núcleo familiar, de nuestro territorio y por ende de nuestro país. Por medio del método del ver, juzgar y actuar, hemos aprendido que interpretar la biblia y aplicarla en diferentes áreas no sólo lo pueden hacer los teólogos, sino que en nuestras bases también podemos comprender y analizar los textos sagrados. Nuestra lectura involucra todos los pensamientos y tenemos la unificación de criterios en medio de la diversidad étnica.
“De igual manera nos ha permitido visibilizar los liderazgos de nuestras mujeres que antes venían deprimidas en su dolor por pérdidas de familias o por otros factores. Este método ha logrado transformar las vidas de nuestras mujeres a nivel personal para reconciliarse con la vida y con Dios,” cuentan Luvis y Judith.
Estas experiencias exitosas y de sanidad han logrado que mujeres que hacen parte de GemPaz multipliquen y compartan el método de LCB con otras mujeres en otros espacios.
Luvis comparte: “El método de LCB, es sencillo y fácil de comprender. Es por esto que mi experiencia desde lo eclesial ha sido maravillosa. Empecé a implementar el LCB a nivel nacional en el ministerio de mujeres de nuestra iglesia colombiana Metodista, capacitando primeramente a las coordinadoras distritales para que sean las encargadas de replicarlo a las iglesias locales de los cuatro distritos. Estas mujeres serán facilitadoras en sus comunidades. Este método es el más estratégico en nuestro ministerio, ya que a través de él podemos llegar a más mujeres y lograr establecerlas en nuestras comunidades.
“Gracias al método LCB, muchas mujeres y jóvenes se han acercado e interesado de forma más profunda en la palabra de Dios, de una manera sencilla y esperanzadora. El LCB continúa trayendo transformación en nuestra manera de pensar y actuar porque se identifican a ellas mismas en los pasajes y entienden que no están solas, que no son las únicas en sus problemas. Este método de la LCB nos contextualiza en la situación actual de nuestras comunidades y de nuestro país, viéndolo más objetivamente.”
De esta forma, GemPaz refleja un ejemplo de cómo distintas mujeres de fe en Colombia son capaces de responder a las necesidades de su contexto, fortaleciendo sus posturas basadas en la fe, la paz y la reconciliación.
Luvis Díaz e Hilda Coronado preparando un taller del Método de Lectura Contextual de la Biblia para un grupo de mujeres ecumenicas en Sampués. Foto: Mará Cristina Umbarila