El propósito principal de la presencia del CCM en Honduras es apoyar el trabajo de nuestros grupos asociados. En el curso de las próximas semanas, estaremos compartiendo historias sobre el trabajo de estos grupos asociados en nuestra serie: Enfoque serial de los grupos asociados. Sigan el blog de Connecting Honduras para recibir actualizaciones por medio del correo electrónico (miren la parte izquierda de esta página, donde dice Seguir Blog).

The primary purpose of MCC’s presence in Honduras is to support the already existing work of our local partner organizations. Over the next few weeks we will share stories about the work of these partner organizations in our Partner Focus series. Follow the Connecting Peoples Honduras blog to receive email updates (see left hand side of the page for the Follow Blog button). See English version of this story below.

Escrito por: Bethany Cok
Traducido por: Edder Mecón

Nuestro taxi se detuvo en la Iglesia Menonita, vi como la calle estaba desolada y no entendía por qué había tan poca gente en un vecindario con tantas casas. Había llegado a Chamelecón con Megan, una trabajadora del CCM, para aprender acerca del Proyecto Paz y Justicia y entender porque este proyecto se desarrollaba en este barrio.

Al bajar, Suyapa, la coordinadora voluntaria del Proyecto Paz y Justicia, nos saludo con una sonrisa. Ella nos llevó adentro de la Iglesia y nos explicó que aunque el edificio se llenaba los domingos para los cultos, la asistencia había disminuido debido a la violencia en el barrio. De hecho, dos iglesias que estaban cerca de la Iglesia Menonita tuvieron que cerrar y sus pastores tuvieron que salir del barrio así como los/as miembros/as de las mismas. Suyapa, nos explicó que las personas sencillamente dejan sus casas y se mudan a otros barrios. Entonces, pude entender la razón por la que las calles estaban vacías cuando llegamos.

Después de tomar un poco de agua, caminamos hacia la escuela y nos sentamos en un salón vacío para hablar un poco más con Suyapa y Elsa, voluntarias del Proyecto Paz y Justicia. En el transcurso de nuestra conversación, nos enteramos que la escuela de la Iglesia no está más en servicio, porque muchas familias se han mudado fuera de la comunidad y no hay suficientes niños/as para tener abierta la escuela. Los niveles de violencia han tenido otras repercusiones en el barrio también como: militares enviados por el gobierno patrullando en las calles y el desplazamiento de muchas personas a otros barrios, dejando sus hogares. La mayor fuente de violencia en esta comunidad es la gran presencia de pandillas, con las que todas las personas son afectadas, tengan o no contacto con ellas.

Después de entender el ambiente de esta comunidad, el trabajo del Proyecto Paz y Justicia es mucho más impresionante. Esta organización de la Iglesia Menonita recibe apoyo del CCM e implementa sus programas a través de las escuelas del barrio. La idea que se tiene es que cuando a las personas se les enseñan valores y solución de conflictos a una corta edad, ellos y ellas empezarán a interactuar de una manera más positiva en su vida. En esta área, el Proyecto Paz y Justicia, atienda a tres escuelas diferentes, con programas después de la jornada académica una vez a la semana e influyendo en las vidas de alrededor 220 niños/as de esta comunidad. Cada semana, ellos se enfocan en diferentes lecciones, enseñando valores, auto-estima y solución de conflictos.

Cuando pregunté acerca de los cambios que han visto en los/as niños/as del programa, Suyapa y Elsa explicaron cómo el Proyecto Paz y Justicia aporta no sólo acciones sino también actitudes. Suyapa nos contó de un niño de 13 años que recientemente había viajado a Tegucigalpa para dar una presentación acerca de cómo este programa ha cambiado su vida. El aprendió a no insultar a las personas y a respetar a sus padres y profesores/as. También aprendió a valorar la oportunidad de educarse. Este es sólo un ejemplo de los impactos que los/as trabajadores/as del Proyecto Paz y Justicia han visto en muchas vidas.

A pesar de estos ejemplos de éxito, su trabajo no sería real sin desafíos. Primero, es difícil encontrar personas voluntarias que estén disponibles todo el tiempo. Por ejemplo, Elsa, es estudiante de universidad, profesora, sirve en la iglesia y es voluntaria en el Proyecto Paz y Justicia. Otro desafío es que en medio de los programas de las tres escuelas y el trabajo en la oficina, a veces el tiempo es bien limitado. Y trabajar en una comunidad que está plagada de violencia, es entendiblemente difícil.

¿Por qué los/as voluntarios/as de Proyecto Paz y Justicia siguen con el programa a pesar de estas dificultades? “Lo hacemos por amor”, responde Suyapa. Ella y Elsa concuerdan en que la mejor recompensa de sus trabajos es la transformación en la vida de los/as niños/as del programa. Elsa también mencionó de lo mucho que la entusiasma ver cómo Proyecto Paz y Justicia está cambiando la dinámica en las familias: “cuando estoy esperando el bus, a veces algunos/as niños/as del programa corren y me abrazan; me dicen que ya no pelean tanto con sus hermanos/as y que cuando sus madres le dicen algo, ellos/as obedecen de inmediato.”

Me da mucha esperanza ver como en barrios llenos de violencia y rivalidad entre pandillas, personas como Suyapa y Elsa están decididas a hacer un cambio positivo. En vez de rendirse o mudarse, como lo han hecho otras personas, las/os voluntarias/os del Proyecto Paz y Justicia siguen motivadas/os a seguir adelante. Estas personas impactan sus comunidades ayudando a niñas/os a escoger justicia y paz en vez de violencia y conflicto; y mucho más importante, recordarles que ellas/os siempre tienen la opción de escoger.

Para más información sobre el Proyecto Paz y Justica, siga su página en Facebook!

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Written by: Bethany Cok, Calvin College student

As our taxi pulled up to the Mennonite Church, I glanced up and down the empty streets, unsure why I saw so few people in a neighborhood with so many homes. I had come to Chamelecón with Megan, an MCC service worker, to learn about Proyecto Paz y Justicia (Peace and Justice Project) and to understand the neighborhood where this project is operating.

We were greeted with a smile by Suyapa, the volunteer coordinator of Proyecto Paz y Justicia in this neighborhood. She showed us around the inside of the church and explained that, although the building used to be completely filled on Sundays, attendance recently has dwindled due to the violence in the neighborhood. In fact, two nearby churches have shut down and their pastors have left the community, and many parishioners are moving elsewhere as well. Suyapa explained that people are simply abandoning their houses here and relocating, and I realized that this was the reason for the strange emptiness of the street when we arrived.

After getting some water, we headed across the road to the school building and sat in an empty classroom to chat some more with Suyapa and Elsa, a volunteer with Proyecto Paz y Justicia. During the course of our conversation, we found out that the church-run school is currently not in use, because so many families have moved out of the community that there aren’t enough children to keep the school open. The levels of violence have had other repercussions in the neighborhood as well: the government militarized the streets for part of this past year, and many people live in fear of leaving their homes. The main source of the violence is the large gang presence in the community, but everyone is affected, whether they have a connection to the gangs or not.

After understanding the atmosphere of this community, the work of Proyecto Paz y Justicia is even more impressive. This organization of the Mennonite church receives support from MCC and implements its programs through the schools in the neighborhood. The idea is that when children are taught from a young age about values and conflict resolution, they will begin to interact with others in a more positive way. In this area, Proyecto Paz y Justicia is active in three different schools, running after-school programs once a week and influencing the lives of around 220 children in the community. Each week, they focus on a different lesson, teaching values, self-esteem, and conflict resolution.

When asked what kinds of changes they have seen in children in the program, Suyapa and Elsa both explained how Proyecto Paz y Justicia influences not only actions, but also attitudes. Suyapa told us about a 13-year-old boy who recently traveled to Tegucigalpa to give a presentation on how this program had changed him. He had learned not to insult people and to respect his parents and teachers. He also learned to value the opportunity for education. And this is only one example of the impacts that the Proyecto Paz y Justicia workers have seen in the lives of many kids.

Despite these examples of success, their work is without its challenges. First, it’s hard to find volunteers who are available all the time. For example, Elsa is a student at the university, a teacher, and actively involved in her church, as well as a volunteer with Proyecto Paz y Justicia. Also, between running programs in three different schools and having to work in the office, time is a big constraint. And working in a community that is plagued by violence is understandably difficult.

Why do the volunteers of Proyecto Paz y Justicia stay with the program, despite these difficulties? “We do it for love”, explained Suyapa. She and Elsa agreed that the best reward of their work is seeing transformation in the lives of the children in the program. Elsa talked about the excitement of seeing how Proyecto Paz y Justicia is changing family dynamics. “When I’m waiting for the bus, sometimes kids in the program run up to me and hug me. They tell me that they don’t fight as much with their siblings, and when their mom tells them to do something, they do it.”

It gives me so much hope to see how, in neighborhoods filled with violence and gang rivalry, people like Suyapa and Elsa are determined to make a change for the better. Instead of giving up and moving out like so many others have done, the volunteers of Proyecto Paz y Justicia are courageously moving forward. They are impacting their community by helping the kids choose justice and peace over violence and conflict, and even more importantly, reminding them that they do have a choice.

For more information about Proyecto Paz y Justicia, check out and “like” their Facebook page.